Otoño

De grises y anaranjados 
se adorna el paisaje.
esa gama de hojas secas
melodías que crepitan al paso 
de un atardecer nublado.
Desnudos árboles embellecen colinas
y hermosos parajes.
Alfombra de oro que se extiende
desde el horizonte.
Sostiene cual columna
este dorado paisaje.
Hojas tambaleantes
se desprenden y danzan.
La brisa fría les cobija
guiando sus pasos aletargados.
Esta decadencia mía
pasmada de belleza gélida.
Indiferencia, soledad
y unas cuantas gotas de tristeza.
Aquellas almas que vagan
son espíritus de árboles dormidos,
criaturas que inician un nuevo ciclo
o hibernan para no morir de frío.
Otoño de fuego o hielo
estación de llamas doradas.
Monarca opresor de momentos
notas dulces, risas
valiosos momentos.
La horas se abalanzan a días nublados,
colores opacos,
medias, chalecos y camisas,
abrazan a corretear por el valle.
Los pájaros se marchan
se resguardan del frío,
los abrigos y bufandas
desfilan entre el gentío.
Café y chocolate se
habitúan en los parques.
Paraguas y algunas botas
aplastan este suelo de hojas.






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