Ahí están


Ahí están, el campesino y su gente
ahí sus manos curtidas por el trabajo
ahí su mujer, sabia y hacendosa.
Esa mujer serena, la eterna compañera,
con su sonrisa ligera y esos ojos marrones
que  relatan el paso del tiempo.
Ahí sus hijos 
jóvenes, fuertes, muchachos de esfuerzo.
Aprendieron de sus padres
el transitar en la vida,
esa vida que va cuesta arriba.
ahí sus hijas
esas muchachas, que entre sonrisas melodiosas
disimulan la lágrima solitaria
que riega el rostro.
Bellas flores que se abren a la vida
inocentes, curiosas, suaves pétalos de rosas.
Ahí están, el campesino y su gente
ahí la brisa que les envuelve,
ahí el árbol que les da cobija,
 en esas  soleadas tardes de verano.
Ahí esa azulada montaña
con majestuosidad imponente
sella el cuadro del campesino y su gente.

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